Juan Vázquez

partitura-gregoriana

Introducción:
A.G.G.

Vamos a acometer el trabajo biográfico (que en breve esperemos sea numeroso, o al menos representativo) de Juan Vázquez, y concretamente con este escrito que he pasado literalmente de la Agenda Defunctorum del mismo, y que, D. Carmelo Solis incluye en la mencionada obra bajo el título “DATOS PARA UNA BIOGRAFÍA”. Cabe destacar que dicho musicólogo pacense, incluye múltiples notas a pie de página, que no he incluido para hacer que el lector acuda a la versión original, norma y línea que perseguiremos, desde “Amadeus” en los futuros comentarios… informar e indicar dónde encontrar más información, o la información genérica.

Me permito pasar a este foro los “datos para una biografía” que sobre nuestro celebérrimo compositor Juan Vázquez, escribió nuestro no menos importante musicólogo D. Carmelo Solís, pues son dos, los motivos principales que me llevan a ello:

1.-La falta de información y nuevas ediciones, así como la preocupante escasez de las mismas, “Agenda Defunctorum” de Juan Vázquez; que hasta ahora ha sacado Real Musical, Madrid.

2.-Al ser este, uno de los objetivos principales de este coro, contenido en sus estatutos y que siguen y persiguen el estudio, análisis, divulgación, difusión, publicación, transcripción, e interpretación en general, del patrimonio musical extremeño. .-Es así mismo, un trabajo transversal contenido en el proyecto “Extremadura y su Música”, para el que la Junta de Extremadura ya colabora con una ayuda, (si bien insuficiente para acometer el proyecto en su totalidad), significativa, que permite el comenzar a abordar este inmenso, pero a buen seguro, grato trabajo.

JUAN VÁZQUEZ.

Texto extraído de la Agenda Defunctorum de Juan Vázquez, editado por R. M. Madrid.

DATOS PARA UNA BIOGRAFÍA.

Por Carmelo Solís

Juan Vázquez plantea aún –a pesar de los estudios realizados por ilustres musicólogos modernos- múltiples interrogantes no despejados referentes a su vida, a la formación de una tan atractiva y compleja personalidad artística como la suya y a la verdadera significación que en el panorama renaciente español representa su obra.

En todos los manuales vienen repitiéndose las frases, que en 1946 antepusiera Mons. Higinio Anglés a la Edición de una de las obras del polifonista: “…Juan Vázquez fue natural de la ciudad de Badajoz; posiblemente se formó en tierras de Andalucía, acaso en la misma Sevilla o en la ciudad de Osuna. Vázquez, como músico, en 1551 servía al patricio don Antonio de Zúñiga en tierras andaluzas; en 1556 era ya sacerdote y acaso estaba al servicio del conde Ureña, don Juan, para quien compuso su Agenda Defunctorum. En 1560 residía en la ciudad de Sevilla, donde publicó su Recopilación de sonetos y Villancicos. Juan Vázquez contrajo amistad con Cristóbal de Morales y Fray Juan Bermudo en Osuna, y con Francisco Guerrero en Sevilla, las obras de los cuales conocía y admiraba. Si bien oriundo de Extremadura, Juan Vázquez fue un músico andaluz por su formación, por su arte y por su patria de adopción y residencia”.

Harto menguada la cosecha de datos biográficos conseguida por el gran musicólogo catalán, a base de las obras impresas de Vázquez, el mismo reconocía que sus pesquisas en algunos archivos –como el de la catedral de Sevilla- nada nuevo aportaron. “hasta ahora –nos dice- nadie se ha tomado la molestia de buscar noticias documentales de primera mano en los archivos de Badajoz, Sevilla, Osuna, etc…, en vista de poder aclarar algo de la vida y la formación musical de Juan Vázquez”.

No cayó en el olvido la sugerencia de Anglés. En 1956 visitaba el archivo de la catedral de Badajoz el profesor Santiago Kastner. Fruto de su trabajo fueron tres artículos publicados en el Anuario Musical bajo el epígrafe La música en la Catedral de Badajoz. En el primero de ellos el autor nos revela los nombres de maestros de capilla, organistas, cantores y ministriles. Que sirvieron a la catedral pacense entre 1520 y 1603. Kastner descubre además -es dato de particular interés para nuestro trabajo- la presencia de Juan Vázquez como Maestro de Capilla de la catedral por los años 1545-1550, enlazando así la actividad musical del polifonista en su ciudad nativa.

Alos trabajos de Anglés y Kastner han de añadirse los datos suministrados por Jaime Moll Roqueta, Miguel Querol y Eleanor Russell. Con ello –mas los documentos, que personalmente hemos hallado en el archivo capitular de Badajoz- Puede abocetarse la vida de Juan Vázquez y aclarar algo su formación musical sobre base históricamente cierta.

JUAN VÁZQUEZ EN LA CATEDRAL DE BADAJOZ.

Los años Iniciales: “El Rey. Por quanto por parte de vos Juan Vásquez, músico natural de la ciudad de Badajoz, me ha sido hecha relación que vos aveys hecho un libro de música…” Así se inicia el protocolo de la cédula real, otorgada en Valladolid por la princesa doña María, hermana de Felipe II, el 9 de Febrero de 1955, facultando a Juan Vázquez para imprimir y vender su Agenda Defunctorum. Aclarado el lugar de procedencia, queda aún incógnito el año del nacimiento de nuestro artista y otros detalles importantes en relación con su familia.

Hemos de esperar hasta 1530 para saber algo de Vázquez. El 22 de abril de aquel año el Cabildo de su ciudad lo nombra cantor y se le asienta el salario den la cuantía de 15.000 maravedíes. Meses mas tarde –el 30 de septiembre- una nueva disposición capitular establece medidas disciplinares sobre os niños, que servían en la catedral. Para su formación musical, los canónigos eligen a Juan Vázquez, que diariamente habría de impartir a los “cantorcitos” una lección de canto de órgano y contrapunto y otra de canto de llano, a la que asistían también los niños “de altar”.

Juan Vázquez aparece, pues, como cantor, cuya competencia artística es reconocida por el cabildo badajoceño. Por otra parte, la data de estos documentos nos parece importante para orientarnos sobre la fecha de su nacimiento. El año probable, que Anglés sitúa alrededor de 1520, habrá que adelantarlo hacia la primera década del siglo.

Panorama musical pacense: Determina la presencia de Vázquez en su ciudad nativa, surge inevitable la pregunta: ¿Quiénes fueron sus maestros?

La documentación consultada nada nos dice sobre este punto tan importante para explicar la personalidad del polifonista. No obstante la afirmación de Anglés de que “Vázquez fue un músico andaluz por su formación…” habrá que buscar entre los músicos coetáneos de la catedral pacense, maestros y cantores, que indudablemente influirían en él.

Por constitución capitular se ordenaba a los sochantres y maestro de capilla a dar su “lección de canto” a los jóvenes de coro, menester éste en el que participaban, como ya dijimos, los cantores. Entre los músicos activos en la catedral, en la primera mitad del XVI, anotamos los siguientes: Francisco Peinado, sochantre, y Francisco Grageras, que sirvió en este oficio desde el año 1521. Fernando Díaz, vecino de Badajoz, cantor y maestro de capilla desde 1524. Los cantores Carjal, oriundo de Zafra, Sabastián Espinaz, Juan Pérez… , contemporáneos todos de Vázquez.

Reclaman igualmente nuestra atención los organistas de la época, Juan Fernández y Juan de Trejo. Aquél es el primer tañedor de los órganos catedralicios, que aparece documentado hasta 1531, en que cesa. Al vacar dicho oficio, el Cabildo publicó edictos para ocupar la plaza . Concurrieron dos maestros, Juan de Trejo y Solórzano, efectuándose los ejercicios de oposición antes de la fiesta de San Juan de 1531. El bachiller Juan de Trejo –que se alzó victorioso en la competición- sirvió los órganos de la catedral durante más de cuarenta años.

Otra circunstancia a tener en cuenta para describir el entorno cultural en que aflora Juan Vázquez, viene determinada por la situación geográfica de Badajoz. Puente tendido entre Portugal y España, la frontera de Caya enlaza ambas naciones. “Recordemos sólo que, en el siglo XVI, por Caya y Badajoz entraron, entre otros personajes lusitanos, doña Isabel de Aviz, esposa del Emperador Carlos V, y doña María de Aviz, primera esposa de Felipe II. Entre sendas comitivas que en Badajoz recibieron a las princesas portuguesas, hallábanse los mejores músicos de la corte española y con ellos, en ambas ocasiones, Antonio de Cabezón”. Así se expresa Santiago Kastner. “Huelga decir –prosigue- cuan beneficiosos resultaban para el desarrollo de la vida musical badajocense el paso y la presencia de tantos músicos ilustres, oriundos de distintas regiones de España y de Portugal, y de otros países.

En este ambiente, de encrucijadas culturales, hay que situar los primeros pasos de Juan Vázquez, cuyo genio despierta y madura en su ciudad, para enriquecerse después en otras latitudes.

Nuevas actividades en la catedral: Durante el bienio 1531-1532 hay un silencio documental en torno a nuestro artista. ¿Se ausentó acaso de Badajoz? Creemos que no, ya que en los cabildos extraordinarios de San Juan de estos dos años, se mantienen en sus respectivos oficios todos lo serviciarios de la Iglesia. El 5 de marzo de 1533 sabemos ciertamente de su presencia activa en la catedral. Aquel día el Cabildo acuerda una disposición, que habría de ser muy beneficiosa para la vida musical catedralicia: todos los jóvenes –canónigos, clerizones y mozos de coro- han de ser instruidos en la práctica del canto. Preside la sesión capitular fray Alonso de Guzmán, “epíscopus trugillensis”, visitador del obispado por su señoría don Jerónimo Suárez. Los canónigos reconocen la falta de un hombre competente para la enseñanza musical de los jóvenes y quieren dar una solución definitiva al problema. Para ello recurren de nuevo a Juan Vázquez. El documento presenta algunas novedades respecto a otras disposiciones similares: se obliga a tomar lecciones de canto no sólo a los mozos de coro, sino también a los prebendados jóvenes, que entonces “eran, así como los que de aquí en adelante vinieren a ser beneficiados desta yglesia”. Aquella alegre tropa de canónigos mancebos, clerizones y mozos de coro se reunía cada día, en le claustro junto al altar de san Juan, bajo la dirección de Vázquez, que les daba lecciones de canto llano y canto de órgano, una hora por la mañana y otra por la tarde.

Entre el canto coral y la labor didáctica en el claustro, se repartía el trabajo de Juan Vázquez en la catedral. Sin embargo, dos años después accedería a un nuevo cargo musical: el 26 de junio de 1535 se le nombra “sochantre”, ocupando la vacante que en el año anterior se había producido con el cese de Francisco Grageras. Aunque el Cabildo había ordenado al secretario escribir a Sevilla, Plasencia y a otros sitios “donde más cómodamente se pueda aver para un sochantre para esta yglesia”. Los canónigos badajoceños recurrieron una vez más al músico paisano “por ser persona habile e suficiente para ello e le mandaron que haga su oficio de sochantre y enseñe los moços de coro conforme a la constitución”

Juan Vázquez sirvió este cargo hasta septiembre de 1538. El 13 de aquel mes, D. Baltasar Briceño chantre “ante los señores deán y cabildo presentó por sochantre a Gonçalo Sánchez clerigo…” y cuatro días después “nombraron por sochantre a Francisco Hernández Bermejo que al presente es capellan e proveyeron de su capellania a Gonçalo Sánchez e mandaronle asentar en los libros de la yglesia…”. El 2 de octubre, interesado en la preparación de los niño sd e coro, el Cabildo ordena que el sochantre “los enseñe a cantar y a dezir los versos e aya de cada uno dellos el salario como lo llevava Juan Vasquez sochantre que fue”

En el verano de 1538 nuestro artista se ausenta de Badajoz, a donde no volverá hasta 1545 en calidad de maestro de capilla. Desconocemos por ahora los motivos de su marcha, pero lo cierto es que en 1539 aparece en Palencia, iniciando una nueva singladura artística por tierras castellanas, que habría de dejar profunda huella en el desarrollo de su personalidad.

ETAPA CASTELLANA

Es poco lo que sabemos de Juan Vázquez durante los años que median entre 1538 y 1545. Miguel Querol descubrió –con la ayuda de Kastner- al pacense como cantor de la catedral de Palencia en 1539 y es probable que permaneciera allí hasta 1541. Este año –nos dice Jaime Moll- cobró veinte ducados “para dar a Juan Vásquez, cantor, que vino desde Palencia a esta villa de Madrid, los quales su Sª. Le mandó dar para su camino”. García Basurto, maestro de capilla de la catedral palentina en 1521, dirigió sucesivamente la capilla del Cardenal Tavera y posteriormente la de los Infantes en la Corte de Arévalo, a la que se trasladaron –muerto el Arzobispo- los cantores que componían su capilla. Pero ni en Arévalo ni en Toledo han aparecido mas documentos sobre el músico pacense. Eleanor Russell se pregunta: “¿Se quedó Vázquez con la capilla en Palencia? ¿Llegó a ser cantor en la capilla del Arzobispo? ¿O quizá se trasladó a la pequeña corte de Arévalo? Hasta ahora no lo sabemos. Lo que si es más cierto es que en le década 1535-45 Vásquez, de alguna manera, llegó a tomar contacto con el círculo de músicos de las cortes nobles y esto se ve claramente por las piezas suyas que concuerdan musicalmente con obras de los cancioneros castellanos”. Y para apoyar su aserto, la investigadora norteamericana aduce varias obras de Vázquez, que se hallan incluidas en las colecciones de los vihuelistas castellanos Enrique de Valderrábano, Diego Pisador….

MAESTRO DE CAPILLA EN BADAJOZ.

Tras los años de ausencia en tierras castellanas, Juan Vázquez retorna a Badajoz, ahora como maestro de Capilla en 1545, sucediendo a Luis de Quiñónez, que en el año anterior había dirigido la vida musical catedralicia. En este cargo se mantendrá ininterrumpidamente hasta mediado el verano de 1550, en que se despide al parecer de la Seo pacense.

Las cuentas de fábrica le asignan una y otra vez 25.000 maravedíes de salario anual, cantidad inferior ala que percibía por aquellas fechas el organista Juan de Trejo. El libro 2º de actas, en el acuerdo de 27 de abril de 1547, precisa “las cosas quel maestro de capilla desta santa yglesia de Badajoz es obligado a haczer y continuar en su oficio”. Si esta disposición es interesante para conocer la vida musical catedralicia en el siglo XVI, para nuestro trabajo tiene una singular significación, ya que nos permite conocer con todo detalle al actividad de Juan Vázquez en la catedral: Días de asistencia obligatoria a coro, programa musical en fiestas y procesiones, horario de clases, etc… , sin olvidar detalles como el sitio quedebería ocupar el maestro en las funciones litúrgicas, “en el choro del dean encima de todos los capellanes y debaxo del sochantre”. El 4 de Mayo el secretario capitular notificó al maestro la disposición del Cabildo.

¿Cuáles fueron las relaciones personales del músico con el Cabildo? A juzgar por los documentos, no hubo problema alguno entre el maestro y los canónigos pacenses. Vida monótona la de Vázquez, entregado al trabajo en el coro y en el claustro, enseñando a sus discípulos. Nada extraño, que mereciera reseñarse en las actas capitulares. Sin embargo, en la sesión de 7 de noviembre de 1548 se anota la siguiente licencia:

“Este día y cabildo los dichos señores dieron licencia a Juan Vázquez maestro de capilla por quarenta días para que vaya a Villaviciosa a curarse” (ACB, LIB. 2º FOL. 178).

Este pequeño apuntamiento tiene para nosotros singular interés, ya que es la única vez que consta de un viaje del maestro al vecino Portugal. Santiago kastner anota otro viaje que hizo Luis de Quiñónez a la misma ciudad portuguesa y los contactos posteriores, cada vez más frecuentes entre los músicos portugueses y pacenses. “No cabe duda que en este lugar (residencia de la corte ducal de los Braganza), donde tan asiduamente se cultivaba la mejor música, donde se reunía poco a poco una biblioteca musical importantísima y se favorecía a artistas nacionales y extranjeros, el maestro de capilla de la catedral de Badajoz podía, por otro lado, ponerse al corriente de las novedades musicales llegadas de distintas partes de Europa y, por otro, dar a conocer algunas de las más recientes composiciones concebidas en España”. Kastner ha sido el primero en poner de relieve este mutuo trasvase entre “el arte sonoro español y lusitano” a través de Badajoz. Juan Vázquez, con ocasión de su saludo quebrantada, tomaría así contacto con los músicos de la casa de los Braganza (y sospechamos que talvez no sería este el único viaje). En su baúl marcharían con él sus villancicos y madrigales, manuscritos aún, pero que ya gozaban de gran notoriedad en España, interpretados por los más eminentes vihuelistas de la época.

En 1549, al renovársele el nombramiento de maestro de capilla, el secretario añadió al nombre de Vázquez el apelativo de “clérigo”. Mas tarde en Sevilla. 1556, sabemos que es sacerdote. Pero no consta en qué ciudad ni cuándo recibió el sagrado orden del presbiterado.

ANDALUCÍA. Los Mecenas de Vázquez.

Las cuentas de fábrica de 1550-51 anotan por última vez el nombre de nuestro artista en la catedral de Badajoz. A juzgar por el salario percibido, sirvió poco más de un mes como maestro de capilla, sucediéndolo en el cargo un músico flamenco. Bruxel de nombre, cuya estancia en Badajoz duró poco tiempo.

“No sabemos qué motivos le indujeron a abandonar su ciudad, pero en virtud de que en 1551 aparece al servicio de Antonio de Zúñiga, en Andalucía, es de presumir que encontró mejores condiciones de vida en la casa de aquel patricio”. En Osuna y Sevilla tuvo la gran oportunidad de dar a la imprenta sus obras, circunstancia esta muy singular, por lo desusada, entre nuestros compositores del XVI. Allí también pudo ponerse en contacto con los más ilustres músicos de la escuela andaluza –fray Juan Bermudo. Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero –con los que al parecer tuvo estrechas relaciones. El tratadista franciscano estimó tanto la música del pacense, que no dudó en proponer como modélicos los “villancicos del acertado Juan Vázquez”. Este, por su parte, nos ha dejado en frases lapidarias el mejor elogio, que en su época se hizo a los dos “grandes” de la polifonía sevillana.

A juzgar por las dedicatorias de sus obras impresas, los últimos pasos de la vida de Vázquez discurrieron en el ambiente refinado de la aristocracia sevillana. Eleanor Russell se ha ocupado en la identificación de estos nobles andaluces, destinatarios de sus obras. En 1551 pocos meses después de la marcha del compositor a Andalucía, aparece la primera colección de Villancicos y Canciones…. a tres y a a quatro, impresa en Osuna por Juan de León. El autor le dedica a “Antonio Çuñiga mi señor”. Este procer sevillanano -perteneciente a la más alta nobleza española- no es otro que don Antonio de Zúñiga, prior de San Juan.

Más problemática nos parece la identificación del destinatario de la Agenda defunctorum (Sevilla 1556): “Joanni Bravo” viro nobilísimo ac domino suo”. E. Russell, apoyándose en Robert Stevenson, descarta la hipótesis de Anglés de que el nombre fuera simbólico y referente a Juan de Téllez Girón, conde de Ureña, y se inclina a identificarlo con Juan Bravo de Morata, hijo de Martín Bravo Morata, familia oriunda de Lorca.

Gonzalo de Moscoso y Cáceres Peña es el destinatario de la última de las obras de Vázquez, que ha llegado hasta nosotros: Recopilación de sonetos y Villancicos a quatro y a cinco (Sevilla, 1560). Personaje desconocido en 1946 por Anglés, hoy podemos decir que pertenecía a una familia de hidalgos extremeños, los Moscoso de Badajoz y los Cáceres Peña de la provincia hermana.

En Sevilla (¿?) Juan Vázquez completó los años de sus vida en fecha desconocida –como la de su nacimiento-, pero ciertamente posterior a 1560, en que está datada su última obra.

Aunque aún quedan muchos espacios vacíos, éstas son las noticias que tenemos de la vida de Juan Vázquez. Los largos años pacenses, vecina Portugal, Castilla y Andalucía son las coordenadas que determinan la figura y la obra del polifonista de Badajoz.

Música la de este clérigo pacense del XVI, que supo abrir la tradición sonora nacional a nuevos aires europeos, asimilando, aunque tímidamente, la forma la forma “madrigal” de factura italiana, como un leve Gracilazo musical. En el catálogo de sus obras inventariadas, las composiciones de signo profano superan a las dedicadas al culto divino. Y esta circunstancia nos puede equivocar sobre un juicio auténtico acerca del espíritu y estética del autor. No han aparecido otras obras impresas, que sabemos compuso, y en el archivo de la catedral de Badajoz faltan las obras manuscritas de sus años de maestro de capilla. Su Agenda defunctorum, que ahora publica el P. Samuel Rubio, puede salvarnos de esa visión unilateral de la obra de Juan Váquez. Al escuchar los acentos de “esta música grave y triste para levantar nuestro espíritu al Creador y movernos a devoción-como él expresara-, recordamos a otro gran artista, el pintor Luis de Morales, paisano y contemporáneo del polifonista, y cuyos temas dolientes podrían ambientarse musicalmente con las armonías severas de la Agenda defunctorum.